En 1933 Hitler toma el poder y Arno Stern escapa junto a sus padres de la Alemania nazi. Después de haber pasado gran parte de su infancia huyendo y tras una larga temporada en un campo de trabajos forzosos en Suiza, Arno acepta su primer encargo en 1946 en París, e ingresa, con apenas 22 años, en una institución para huérfanos de guerra, a los que va a poner a pintar.
Arno Stern
Dotado de una mirada inocente y atenta, pudo observar el trazo sin prejuicio, y de inmediato comprende el papel primordial del juego que provoca y más delante decide crear el Closlieu, un taller de pintura donde descubre las condiciones óptimas que favorecen la expresión y el juego de pintar. Estas condiciones se conocen hoy en día como Los Principios de la Educación Creadora, y crea una nueva ciencia que estudia el trazo: La semiología de la expresión.
Con el tiempo, y después de muchas investigaciones por todo el mundo, descubre también un código universal, que lo llama La Formulación.
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